miércoles, 6 de octubre de 2010

El duende de la hoguera.

Primera entrada.
Dicen que en una época de la vida creo que alrededor de la segunda tanda de siete años a los jóvenes nos gusta agruparnos alrededor de las hogueras. Sera además de calentar nuestro cuerpo en noches de paseo, al calor de la hoguera, también la luz nos proporcionara algún sentimiento de nostalgia que la cortamos con los gritos, cantos y traguito para alegrar el alma.

Esto ocurrió hace poco tiempo en una montaña de la cordillera occidental en una noche de paseo con mis primos, primas y amiguitas. 

Segunda entrada.
Nos sentamos alrededor de la hoguera como a las diez de la noche en un sitio alejado de la casa donde permanecíamos y cual sorpresa cuando notamos que nuestra primita pequeña no estaba con nosotros… todos a buscarla entre los matorrales. Luego de varios minutos angustiantes y antes de que su mami se enterara, un silbido agudo salió de entre los matorrales y la montaña próxima dio como un suspiro, un viento fuerte y frio, penetrante y oscuro sentimos todos, esto nos avisaba de algún riesgo que corría nuestra primita, la buscamos en equipos de a dos por los alrededores, la gritamos, algunos silbaban muy fuerte tratando de hacerse notar por su audacia de adentrarse en la montaña oscura y silenciosa.
Luego de interminables minutos, nuestra querida primita nos llamó a gritos desde el borde de la misma hoguera de donde la habíamos echado de menos. Como así que se perdió y luego de buscarla durante muchos minutos aparece exactamente en la misma hoguera?  Nos dicen los vecinos del lugar que son  frecuentes  las travesuras del “duende”.

Cuentos ¿Travesuras del duende?  Impresiones? 


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